lunes, 4 de junio de 2018

Tarta de calabaza, membrillo y requesón






No es una tarta empalagosa, pero tiene un sabor muy agradable.
Ingredientes:
Para la base
12 galletas con chocolate
100 gramos de mantequilla

Para el relleno
200 gramos de calabaza (puede sustituirse por zanahoria o boniato)
200 gramos de requesón (puede sustituirse por crema de queso o queso fresco)
200 gramos de dulce de membrillo
2 cucharadas soperas de azúcar, y algo más para el gratinado.
tres vasos de leche (tres cuartos de litro)
tres sobres de cuajada en polvo
la cáscara de un limón (quitando la parte blanca)
una rama de canela

 
Elaboración:
Primero vamos con la base. Se trituran las galletas y se mezclan con la mantequilla hasta hacer una pasta que se unta en el fondo del molde de tarta. Hay quien recomienda que se funda antes la mantequilla, pero yo prefiero sacarla una hora antes del refrigerador, y que tome punto de pomada. Meteremos el molde a enfriar mientras vamos haciendo el relleno.


Vamos a cocer la calabaza pelada y troceada al vapor. En el agua, ponemos la canela y la cáscara de limón. Iremos pinchando de vez en cuando para ver si está tierna, y la reservamos.
NO tiramos la canela ni las cáscaras.

En una cazuela, ponemos a hervir dos de los tres vasos de leche, con esas cáscaras que hemos usado para la calabaza. Mientras tanto, en el otro vaso de leche, fría, disolvemos los sobres de cuajada. Cuando la leche de la cazuela esté a punto de hervir, la retiramos del fuego, tiramos (esta vez sí) las cáscaras y la canela, añadimos la leche fría donde hemos disuelto la cuajada, y ponemos la cazuela de nuevo al fuego. Cuando vaya a romper a hervir, lo apartamos.

En un vaso mezclador, ponemos la calabaza, el requesón, el azúcar y el dulce de membrillo. Poco a poco añadimos le leche caliente, y trituramos. Cuando ya esté todo bien batido, volcamos en el molde de tarta, sobre la masa de galleta, que ya estará endurecida.

(Yo he utilizado otras cantidades porque he hecho dos tartas). Metemos la tarta en la nevera durante cuatro horas más o menos, o la hacemos en la víspera y la dejamos enfriando toda la noche.

Una vez cuajada, espolvoreamos con un poco de azúcar y lo quemamos (como si fuera una crema catalana, pero sin formar una capa sólida de caramelo, sólo es para tostar y adornar). Si no tenemos soplete, puede hacerse el el grill o con un quemador. Enfriamos de nuevo en la nevera hasta la hora de servir.
 



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