jueves, 12 de julio de 2018

100

Con el poema que debajo adjunto, cumplo cien entradas en el blog.
Me gusta escribir, me relaja, aunque no escriba para Nobel. Me gusta cocinar, me entretiene, aunque no cocine para Michelin.
 
Quiero daros cien gracias por seguirme. Os intentaré castigar con otras cien. 
Se os quiere. 
Irisada

Perdón (Soneto)

Perdón, por haber solo preferido
favorecerte mientras me halagabas.
Perdón, por no hacerte sentir querido
sin ver lo que, sin condición, me dabas.
 

Perdón, por despreciar tu cortesía,
por mi egoísta y torpe engreimiento.
Perdón, por no saber que te quería;
no me supe entregar y ahora lo siento.
 

Perdón, por mi soberbia persistencia,
por mi deslealtad para contigo.
Perdón, por exigir benevolencia.

 
Perdón, por infligirte aquel castigo,
por hacer caso omiso a tu advertencia
y por haberte herido tanto, amigo.

jueves, 5 de julio de 2018

Olor de abril en Málaga


Abril, en Málaga, olía a cera, a cirio pascual, a Semana Santa.
Olía a oración y letanía, a mantilla, saeta y lágrima, a silencio.
Olía a sudor de costalero, a los maderos y flores del Cristo de los Milagros, a la Virgen del Carmen y a Jesús el Cautivo.
Olía a pasión de imaginero, a preso indultado.
Abril, en Málaga, olía a sol y playa, a ropa nueva, a cortinas de lino y desiertos amaneceres.
Olía a gazpacho y pescaíto, berza y moraga, a ajoblanco y aceite, a gachas y tejerinos, y vino dulce.
Abril, en Málaga, olía a caballos bailarines, a sombreros de verdiales, a cuero de zahón y chaparrera, a laúdes y guitarras.
Olía a alfarero y cenachero, esparto y fieltro, a jofaina y arcaduz, redoma y jarro.
Y Abril, en Málaga, olía a ti.

domingo, 1 de julio de 2018

Guiso de rabo de ternera



Encargué a mis carniceros de confianza (a ver si algún académico inventa el término "carniceres", porque el masculino como generalizador plural cada vez me gusta menos aunque sea el oficial; mis "carniceres" son carnicera y carnicero).
Pues eso, que encargué en la carnicería donde llevo comprando desde que Caín y Abel cambiaron los dientes de leche, un par de rabos de ternera  para guisarlos hoy. Yo tengo cierto problema de triturado estomacal con las carnes rojas, pero el rabo de vacuno es una carne muy suave y gelatinosa (bendito colágeno), se deshace prácticamente en la boca, y la puedo consumir sin miedo a las indigestiones.

Ingredientes:
2 rabos de ternera (pueden ser de buey o de toro también, aunque en casa nunca consumimos carne de toro de lidia)
2 zanahorias
1 taza de guisantes frescos o congelados
1 puerro grande o dos pequeños
1 cebolla mediana
1 tomate pequeño, rallado y sin piel (Sirven también tres cucharadas de salsa de tomate)
1 diente de ajo pelado
1 naranja (fría, de la nevera)
1 vaso de vino tinto, o bien medio vaso de brandy o coñac
1 cucharadita de clavos de olor
1 pizca de nuez moscada
2 hojas de laurel
1 cucharada de maicena
2 onzas de chocolate negro
Harina para rebozar
Aceite de oliva
sal y pimienta

Elaboración:
Salpimentamos los trozos de rabo y los doramos en aceite de oliva. Los apartamos a un plato o un colador para que escurran.
Ponemos dos cucharadas de aceite en la cazuela donde vayamos a guisar la carne (en la olla a presión también se puede hacer) y rehogamos el puerro picado y la cebolla hasta que adquieran un color tostado. Si vamos a pasar la salsa después, rehogaremos también el resto de verduras (zanahoria y guisantes).

En la cazuela o la olla exprés ponemos la carne, el vino (o el brandy), los clavos de olor, el laurel, la nuez moscada, el diente de ajo, el tomate, un poco de sal y las verduras rehogadas.  Cubrimos con agua, cerramos y dejamos guisar aproximadamente tres horas, o una si lo hacemos en olla a presión. Iremos pinchando los trozos de vez en cuando, y cuando veamos que la carne se desprende del hueso sin dificultad, está ya en su punto.

Apartaremos la carne a un recipiente y el caldo a otro, cerraremos con su tapa y dejaremos templar. Por la noche guardaremos todo en la nevera. Al día siguiente, quitaremos la capa de grasa blanca que se habrá formado en la superficie del caldo solidificado, para tirarla.

Volveremos a poner ese caldo ya desgrasado en la cazuela y a fuego suave hasta que licúe de nuevo. Si queremos la salsa triturada, este es el momento de hacerlo. Si no, pondremos a hervir ahí la zanahoria pelada y cortada en rodajas, y los guisantes. Tardarán más o menos diez minutos en estar tiernos. Rectificamos de sal.

Exprimimos la naranja, y en el zumo frío disolvemos la cucharada colmada de maicena.
En una taza de caldo del guiso bien caliente, disolvemos el chocolate.

Volvemos a sumergir la carne, y a punto de ebullición pero con fuego suave, y sin dejar de mover  la cazuela agarrándola de un asa, volcamos el zumo y el caldo chocolateado. La salsa espesará y fluirán aromas deliciosos, doy fe. Apartaremos del fuego en cuanto esté espesita, para que no se pegue al fondo.

Lo suelo servir con puré de patata, pero sirve cualquier tipo de guarnición alternativa de hidrato (patatas fritas, guisadas o asadas, arroz hervido, quinoa, lo que queráis).