lunes, 29 de octubre de 2018

Pastel de boniato




Mi tía es aragonesa, y desde siempre le han encantado los pastelitos de boniato para la festividad de los Santos. Un día de prisas, optó por hacerlos en este formato, más rápido y con los ingredientes más aprovechados. Y gustó más.

Es sencillo y un manjar; os gustará.

Ingredientes:Para el relleno.1 kg. de boniatos500 gr. de azúcar.
La cáscara de un limón, cuidando que no lleve partes blancas.Una rama de canela





Para la masa450 gr. de harina200 gr. de mantequilla (manteca para los de allende la mar océana)150 gr. de anis (tipo El Mono, o Marie Brizard, o Castellana o alguno de esos)2 huevos

Elaboración: En una cacerolita ponemos los boniatos troceados con la cáscara de limón y la canela. Cubrimos de agua y, cuando lleve hirviendo a fuego moderado como diez minutos, añadimos el azúcar. Hay que cocerlo todo junto hasta que el boniato esté tierno. Lo comprobamos pinchando con un palillo o un tenedor. Apartamos la cazuela y dejamos templar. Después, con una espumadera sacamos el boniato, quitando las cáscaras de limón y la canela (eso lo tiramos). Reservamos en un vaso el almíbar que habrá quedado en el fondo de la cacerola, pues al final nos va a hacer falta, y trituramos la pulpa.

Ahora toca preparar la masa. Calentamos al baño María el anís con la mantequilla para derretirla y lo dejamos enfriar hasta temperatura ambiente. Lo ponemos en un cuenco y echamos la harina amasando y finalmente añadimos un huevo y volvemos a amasar. Es una masa agradecida, no se nos pegará a los dedos y es blandita. Hacemos una bola y la partimos en dos. Una de las porciones debe ser un poquito más grande que la otra. Sobre una hoja de papel de hornear y en una superficie plana, la estiramos con el rodillo. Es una masa frágil, y tenderá a abrirse. No pasa nada, cuando se abra un agujerito, tomamos un poco de masa y con el dedito untado en aceite, pegamos un parche. Es más, casi queda más bonita cuanto más parcheada esté, porque en el horno también se quiebra y adopta un aspecto rústico muy vistoso.
Sobre esa masa, extendemos el relleno de boniato que habremos triturado previamente.

Estiramos la otra parte, (que es más grande) y cubrimos con ella el pastel, remetiendo los bordes (como cuando hacemos una cama y remetemos la sábana). Batimos el otro huevo y pincelamos por encima. Esto sellará la masa totalmente. Horneamos hasta que veamos que se tuesta. No respondo de las reacciones por el olor que emana de la cocina durante el horneado.

Sacamos el pastel del horno. Recuperamos el vasito de almíbar que habíamos reservado, y pincelamos la superficie con él.
 










domingo, 14 de octubre de 2018

No sé (soneto)

No sé si puede ser tu lejanía,
ya dudo si obligada o voluntaria
lo que me incita al llanto en este día,
o ver que la distancia es necesaria. 

No sé si podrá  ser recomendable,
y esté sin más remedio presenciando
el cese de este amor insuperable
en pro de que la vida siga andando. 

No sé si, condenándote al olvido
podré sobreponerme del fracaso
y asimilar que todo está perdido 

o te podré recuperar, en caso
de que el tiempo me sea agradecido
y te traiga de regreso a mi ocaso.

miércoles, 10 de octubre de 2018

Tarta de calabaza, limón y queso baja en calorías


Para la base 

12 galletas tipo digestive, con chocolate, sin azúcares añadidos
100 gramos de queso crema light 
 
 
Para el relleno

200 gramos de calabaza (puede sustituirse por zanahoria)
200 gramos de queso blanco desnatado.
200 gramos de gelatina de limón sin azúcar(de la que viene ya hecha en tarritos)
Edulcorante sólido o líquido, equivalente a cuatro cucharaditas pequeñas de azúcar
tres vasos de leche desnatada
tres sobres de cuajada
la cáscara de un limón
una rama de canela
 

Mermelada light de albaricoque o de melocotón  para dar brillo a la tarta. Yo siempre busco La Vieja Fábrica, que siendo baja en calorías es la que más me sabe a fruta y no a edulcorantes, como otras marcas. 

Para la base, mezclamos las galletas trituradas con el queso crema light. Lo metemos en la nevera mientras preparamos lo demás. 

Vamos a cocer la calabaza pelada y troceada al vapor. En el agua, ponemos la canela y la cáscara de limón. Iremos pinchando de vez en cuando para ver si está tierna, y la reservamos.
NO tiramos la canela ni las cáscaras. 

En una cazuela, ponemos a hervir dos de los tres vasos de leche, con esas cáscaras que hemos usado para la calabaza. Mientras tanto, en el otro vaso de leche, fría, disolvemos los sobres de cuajada. Cuando la leche de la cazuela esté a punto de hervir, la retiramos del fuego, tiramos (esta vez sí) las cáscaras y la canela, añadimos la leche fría donde hemos disuelto la cuajada, y ponemos la cazuela de nuevo al fuego. Cuando vaya a romper a hervir, lo apartamos. 

En el vaso mezclador batimos la calabaza con la gelatina, el queso blanco desnatado, el edulcorante artificial y la leche con cuajo.

Cuando ya esté todo bien batido, volcamos en el molde de tarta, sobre la masa de galleta, que ya estará endurecida.

Cuando haya cuajado la tarta, pincelamos la superficie con la mermelada de albaricoque o de melocotón sin azúcar. Optativo caramelizar un poco la superficie con un soplete o grill.