suave yogurcito de ácido fermento,
de ojos infinitos como el firmamento,
boca de bombón y corazón estanco.
Mi niña agridulce de andar decidido,
se ve posesiva, se sabe entregada,
se alza exigente, se irrita y se enfada
si bien su dulzura me tiene rendido.
Mi niña agridulce, -que cariño quiere-
me busca, pretende y reclama, mimosa
si no la respondo, su orgullo se hiere.
Me ofrece su mirada más caprichosa,
y pide, melosa, que la considere,
mi niña agridulce de cara preciosa.
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