que son todo corazón;
si hace falta, me reafirmo
¡y me ampara la razón!
Mi abuela me hace croquetas
¡Qué bien, qué bien, qué bien!
y él me hizo una marioneta
anoche en un santiamén.
El abuelo me despierta
¡Qué bien, qué bien, qué bien!
y traemos de la huerta
tomates a tutiplén.
Mi abuela siempre me baña
¡Qué bien, qué bien, qué bien!
me peina con mucha maña
y me perfuma recién.
Y el abuelo, que es muy pillo
¡Qué bien, qué bien, qué bien!
me agarra por el pasillo
y hacemos juntos el tren.
La abuela me pone el pijama
¡Qué bien, qué bien, qué bien!
y mece despacio mi cama
durmiéndome con su vaivén.
Y el abuelo en su taller
¡Qué bien, qué bien, qué bien!
me dejó ayudarle ayer
a ordenar el almacén.
El baño, la marioneta,
¡Qué bien, qué bien, qué bien!
las croquetas, la herramienta
la cama, la huerta y el tren.
Cuando vea a mis abuelitos
¡Qué bien, qué bien, qué bien!
montoneras de besitos
yo les voy a dar también.
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