Nos
preparó hace años este plato una pariente lejana, venida de Alemania. Por aquél entonces
yo era adolescente y tenía muchas ganas de aprender en la cocina. Me “ofrecí
voluntaria” de ayudante y lo hice con ella. Nos gustó tanto la sencillez de su
elaboración y su saborcito, que lo incluimos desde entonces en los menús
habituales de casa.
Ingredientes:
250
gramos de gambas crudas, peladas. (Sirven descongeladas).
Dos
filetes de pescado, sin piel, (también podemos optar por un paquete de gulas de 200 gramos, o uno de salmón ahumado y lo cortamos en tiras).
Un
pimiento italiano, cortado en juliana
Una
bolsa de espinacas frescas, o en su defecto, en conserva o congeladas (más o
menos la capacidad de un plato sopero).
3
dientes de ajo, pelados y cortados en láminas
Tres guindillas de cayena
Un
paquete de spaghetti de 250 gramos, aunque con tallarín (tagliatelle) o cintas
(nidos- fetuccine) también queda estupendo el plato. (Yo, últimamente, utilizo pasta integral).
Perejil
fresco
aceite
de oliva y sal
una
hoja de laurel
Hervimos
la pasta en agua abundante con sal y la
hoja de laurel, escurrimos, pero reservamos un vaso del agua de la cocción.
En
una cazuela y con una cucharada de aceite, hacemos un sofrito con el pimiento,
los ajos laminados, las gambas y el pescado desmigado. Añadimos las guindillas también, las sofreímos durante un minuto, las retiramos y las
tiramos.
Agregamos el agua de cocción que hemos reservado, las espinacas hervidas, probamos y corregimos de sal, mezclamos con la pasta y el perejil picado, y a comer.
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