Crepitaban las hojas de los chopos
al compás
de la lluvia agradecida
que,
crecida
inundaba
con reflejos tus ojos
como
estrellas en la anochecida.
Se mecía tu voz entre la brisa
armonizándose
en otoñal coro
y el
decoro
transformaba
la humildad de tu sonrisa
en
exquisito y colosal tesoro.
Afluía en infinitas sensaciones
tu piel,
que erizándose al frío
con tal
brío
deleitaba
mis sentidos con canciones
porque tú
eres música, amor mío.
Sin querer, al otoño enfadarías
pigmentando
su belleza de reproche
a
medianoche
pues por
ti, no oscurecían los días
y sin ti,
no deslumbraba la noche.
Te encontréeeeeee. Tuve que dejar el móvil y poner el portátil, pero me ha merecido la pena. A ver si vuelvo a la normalidad e incluyo este blog en el mío y te visito más a menudo, jamía.
ResponderEliminarBesos!!!!
Y no merece la pena que te mosquees por lo del blog. Supongo que pasará pocas veces y que si no te han contestado es porque estarán o muy liados o muy pasotas, jejeje. Sé felizzzzzzzzzzzzzzzz
¡¡Yo soy bastante más patosa que tú, no te pongas tantos laureles, jaja!! No veas la que tengo liada con las cookies estas... Como me las voy comiendo, luego no puedo contestar comentarios. ¡¡Un besazooo!!
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